miércoles, 3 de octubre de 2012

A veces es difícil de creer lo que se ve en el cielo.


A finales de agosto, durante la expedición Shelios en Groenlandia, incluso los entusiastas del cielo más veteranos contemplaron auroras tan llenas de colores, tan rápidamente cambiantes y tan insólitas en las formas que no podían recordar nada parecido.
A medida que las siempre cambiantes auroras evolucionaban, unas figuras enormes se extendían por todo el cielo y se iban transformandose de una forma familiar a otra, como lo que parecía ser la cabeza de una cabra (en la imagen), la cabeza de un elefante, un cometa con una extraña cola verde, dedos de una mano celestial, etc. 
Incluso sin auroras, el cielo habría sido extraordinario para la banda arqueada de nuestra Vía Láctea y el interesante campo de estrellas, de nebulosas y galaxias. En contraste, en primer plano de la imagen hay una casa de campo de Tasiusaq , Kujalleq ( Groenlandia ).
El proyecto Shelios existe no sólo para observar auroras sino también para motivar a los jóvenes a que consideren el estudio de una carrera científica .