martes, 30 de julio de 2013



Noruega, a diferencia de la mayoría de las ciudades del mundo es una ciudad que no sólo produce basura sino que la importa. Barcos con basura proveniente de Inglaterra, Irlanda llegan con sus fétidas toneladas a alguna de las muchas plantas industriales que transforman los residuos de nuestra era de consumo desmedido en energía eléctrica y calorífica.

Se estima que más o menos la mitad de la ciudad y la mayoría de las escuelas utilizan calefacción proveniente de basura quemada: desechos caseros, desperdicios industriales e incluso materiales tóxicos provenientes de fábricas y hospitales (además de drogas decomisadas incluyendo alcoholes importados ilegalmente) terminan en uno de los muchos centros de combustión de basura.

Sin embargo, esta fuente alternativa de combustibles no-fósiles se halla en una paradójica disyuntiva: la ciudad de 1.4 millones de habitantes produce una cantidad mínima de basura, por lo que Oslo literalmente necesita importarla de otros países. En el Norte de Europa se producen unas 150 toneladas de basura al año, lo que según los expertos se quedaría muy corto para la capacidad noruega, que puede procesar más de 700 millones de toneladas.



Suecia tiene un programa de reciclaje de quema de materia orgánica, que reduce la producción de metano en la descomposición en los vertederos. De todos los desperdicios que generan los hogares suecos, sólo el 4 % de los residuos de ese país terminan en los vertederos, el otro 96 % se reutiliza en incineradores donde se queman para generar calor y electricidad. Pero se han encontrado con un problema, simplemente no están generando suficiente basura para alimentar los incineradores.

La quema de la basura en los incineradores generan el 20 % de la calefacción urbana de Suecia, un sistema de distribución de calor mediante el bombeo de agua caliente en las cañerías a través de los edificios residenciales y comerciales. También proporciona electricidad a 25.000 hogares.

Al producir mucho menos desperdicio, Suecia ha comenzado a importar alrededor de 800.000 toneladas de basura del resto de Europa por año para usar en sus plantas de energía. La mayoría de los residuos importados provienen de Noruega, país vecino al que le es más caro quemar la basura y más barato para los noruegos exportar sus residuos simplemente a Suecia.

Noruega se deshace de sus residuos sólidos, en la disposición Noruega paga a Suecia para poner los residuos en sus manos y así tener electricidad y calor. Pero las dioxinas en las cenizas del subproducto de desecho son un contaminante ambiental grave, como los metales pesados capturados dentro de la ceniza que deben ser depositados en vertederos. Estas cenizas son luego exportadas a Noruega.

Algunos países producen demasiada basura y otros no tienen toda la que necesitan. Hasta en algo que, aparentemente, nadie quiere, el mundo está mal repartido. Suecia usa residuos para generar energía. Pero, en ocasiones, se queda sin esa materia prima: necesita más basura.

Si se ha llegado a esta situación es porque, en Suecia, reciclan y, sobre todo, reducen, desde hace tiempo y los ciudadanos están totalmente concienciados. Cada sueco produce, de media, aproximadamente, una tonelada de basura por hogar y año. La media europea es de 6 toneladas por persona y año. Sólo un 4% de los residuos de los ciudadanos suecos acaban en un vertedero. El resto se incinera para producir energía.

La incineración de basura permite disfrutar de calefacción a casi un millón de hogares suecos, aproximadamente, el 20% del total. Con el metano producido a partir de los desechos, se crea calor y, mediante el bombeo de agua caliente a las cañerías, se calientan edificios residenciales y comerciales en las ciudades. También proporciona electricidad para 250.000 viviendas. Suecia es el líder mundial en generación de energía a partir de basura.

Pero, como decimos, necesita más basura, así que va a comenzar a importar desechos del resto de Europa. Hay más capacidad que producción de energía a partir de basura, ha explicado Catarina Ostlund, asesora de la Agencia de Protección Medioambiental de Suecia.

Suecia ha comenzado a importar unas 800.000 toneladas de basura al año del resto del continente. La mayoría proviene de la vecina Noruega, que, además, paga a Suecia por llevarse sus residuos. Así, Suecia, no sólo genera energía de desechos, sino que gana dinero con ello.

Otros países líderes en reciclaje son Suiza, Austria, Alemania, Holanda y Noruega.

via:ecologiaverde, entretantomagazine.