martes, 23 de octubre de 2012


Desde cierta perspectiva, la sexualidad y el erotismo son conceptos diferentes: mientras que uno se refiere a la parte instintiva que nos integra, la meramente animal que nos impulsa a reproducirnos, evolutiva y culturalmente hemos desarrollado todo un aparato que recubre dicha función biológica y le otorga otro significado, tanto subjetiva como socialmente.

De ahí que los problemas de sexualidad cobren, con cierta frecuencia, un dimensión erótica en conflicto. En este ámbito nuestra fisiología puede quedar limitada por nuestras capacidades cognitivas o, en sentido opuesto, estas pueden ampliar las capacidades de su contraparte corporal.
En un estudio reciente sobre la dificultad de ciertas mujeres para alcanza el orgasmo, se encontró que esta supuesta deficiencia sexual en casi todos los casos se debe a una pobre estimulación integral, es decir, que en la mayoría la relación sexual con la pareja se centra en la zona genital y el tradicional pero potencialmente monótono juego de fricción entre el pene y la vagina.
De acuerdo con el estudio llevado a cabo por Adena Galinsky, de la Universidad de Chicago, una mujer no sufre disfunción orgásmica solo porque no pueda alcanzar este estado con facilidad. Estadísticamente, se debe a que antes del coito existe poca o ninguna interacción con el resto del cuerpo: ningún contacto sexual, ningún beso, ninguna exploración en ese sentido que quedara cristalizado en el verso de Octavio Paz: “voy por tu cuerpo como por el mundo”.
En la misma investigación queda claro, por otra parte, que esta no es una situación exclusiva de las mujeres. Casi 1 de cada 5 hombres contemplados en dicha muestra también reportaron dificultad para alcanzar el clímax sexual (en el caso de las mujeres la proporción fue de 1 de cada 3).
¿Por qué es tan importante esa preparación para el momento cumbre de una relación sexual? En cierta forma, podríamos responder, porque es una condición de la vida misma. No deja de ser paradójico que en otros aspectos de la vida nos preparemos tanto para conseguir algo y, en el caso de lo sexual, creamos que basta el mínimo esfuerzo para obtener una gran recompensa.
Se trata, en suma, de una circunstancia totalmente metafórica, perteneciente por esta misma razón al campo de lo erótico: el contacto previo al orgasmo es importante por lo que esto representa, ese lenguaje que, siendo todavía humano, trasciende por un instante las palabras, anula o confunde las significaciones y dice con un gesto lo que nos tomaría días o años enteros explicar.
La sexualidad puede ser una función instintiva, que realizamos sin que nadie nos diga cómo hacerlo, pero el erotismo, que de algún modo nos hace humanos, es una práctica que se cultiva.

Fuente: pijamasurf.com